Nervioso, cargado de
amargos recuerdos y con la esperanza bajo mínimos salí de la sala de cine tras
ver la película Omar, de Abu Assad. La sala estaba casi vacía, aquella noche no
muchos parisinos habían decidido ir al cine para asomarse a uno de los
conflictos más duraderos de la historia reciente. Cuando las luces se
encendieron de nuevo nadie habló y todos caminaban pensativos, con las miradas
algo perdidas y los corazones latiendo a un ritmo acelerado tras un final
impactante que mantenía la tensión de una película dura, triste y sangrienta.
En ella los espectadores
se asoman al mundo del colaboracionismo de los palestinos con las autoridades
israelíes y al gran universo de la traición entre amigos, enamorados,
combatientes… En la película hay exceso de sangre, se palpa el drama de la
ocupación, se siente Israel y Palestina, pues los actores hablan hebreo y
árabe, y uno se acerca, sin querer, al
día a día de los Territorios Ocupados.
Tras ver la película las
esperanzas que muchos mantenemos en cuanto a una solución pacífica del
conflicto se evaporan para dar paso a otras realidades que cuentan con más
poder que la paz. El muro en construcción, las violaciones de derechos humanos, las cárceles, los presos, la ocupación israelí de los territorios, las guerras, las humillaciones, las
torturas, los asentamientos, el inmovilismo a nivel internacional y otros
muchos males que habitan por la zona son los que consiguen torcer, como vemos
en la película y en el día a día en Israel y Palestina, el flaco brazo de la
paz. Como digo, Omar no es un largometraje que contribuya a la esperanza.
Tampoco Five Broken Cameras, documental lanzado el pasado año, o The Law In These Parts, documental altamente recomendable para aquellos que quieran saber
cómo se administra la ley en el West Bank.
¡Ah, se me olvidaba
decirlo! A la hora de ver esta película hay que tener muy en cuenta la
presencia de la propaganda y ser
conscientes de que cada producción ya sea documental, película o cortometraje
que venga de una u otra parte traerá consigo una parte de propaganda.
Recordemos que tanto israelíes como palestinos son expertos en la materia.