Con este mensaje, recibido el pasado sábado, Liat, la coordinadora de estudiantes extranjeros nos informaba de que el inicio del semestre, planeado para el domingo 30 de octubre, debía posponerse un día debido a los ataques en el sur de Israel. Esa misma noche, a las tres de la madrugada volví a oír la alerta…
Hagamos un experimento. Estáis en vuestras casas, alejaros del bullicio de la calle, encender unos buenos altavoces y solamente escuchar el siguiente vídeo. Seguid leyendo mientras suena el vídeo.
Esto es lo que escuchamos cada vez que se lanza un cohete a Beersheba. La sensación cada vez es diferente. La noche del domingo no sentí nada especial pero al día siguiente, por la tarde, me encontraba con un amigo en una frutería y la sirena volvió a sonar.
Nos encontrábamos en la calle, comprando manzanas, cuando la gente comenzó a correr hacia los edificios más cercanos, los coches se detuvieron, mi amigo agarró la bolsa de fruta, la dueña abandonó la tienda y se fue al refugio más cercano. La ciudad se paralizó.
Estuvimos 60 segundos escuchando ese sonido, la gente en máxima tensión. Todos agrupados en las escaleras de uno de los edificios más cercanos pidiendo “silencio” puesto que querían oír la explosión que anuncia la vuelta a la “normalidad”.
La vuelta a la normalidad, tras las explosiones, significa ver a la dueña de la frutería con un teléfono en una mano y con otro en la otra. Se inicia una cadena de llamadas entre amigos y familiares para saber que todos están bien, que no ha pasado nada.
“Tres cohetes acaban de caer en Beersheba, por favor enviarme un mensaje diciéndome que estáis bien”, así nos pide nuestra coordinadora que la informemos cuando cae algún cohete.
Y ahora os preguntaréis ¿te has acostumbrado a este tipo de vida?, ¿vives con miedo? ,¿ has dormido bien esa noche?, ¿comprendes el conflicto?
Y respondo. Sí me he acostumbrado a que alguna vez suene la alarma y caigan cohetes. No vivo con miedo en Israel aunque a veces tengo muy en cuenta el peligro que existe. Duermo bien a pesar de los ataques y de momento trato cada día de comprender más y más este conflicto. Nada en la vida es fácil de comprender y esto aún menos. Pero, para eso estamos aquí.