sábado, 3 de diciembre de 2011

El toreo de mi primer artículo| Expansión

Qué alegría siento por haber publicado mi primer artículo desde Israel. Satisfecho, contento y emocionado. Así me siento. Si irme al extranjero es una aventura. Si llegar a Israel era un reto conseguido. Si mirar el conflicto desde la lupa de un veinteañero era toda una experiencia, poder publicar y lanzar mi voz desde Israel es simplemente la guinda del pastel.

Publico por primera vez desde el extranjero para hablar del nuevo edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Tel Aviv ( aquí abajo tenéis una magnífica foto) y recuerdo cómo fue aquel día....


El día en el que conocí el Museo se celebraba en el complejo la presentación de más de cien pinturas y grabados de Picasso. El evento fue increíble. Toda una experiencia para mi.

Rodeado de pinturas que reflejan el amor de Picasso por el mundo del toro conocí a Henrique Cymerman, corresponsal legendario de Antena 3 y La Vanguardia. El momento en el que mi buen amigo Alejandro me presento a Cymerman fue excitante.

Estar en frente de toda una autoridad del periodismo en Oriente Medio impone. Tengo que reconocer que estaba aún más nervioso minutos antes cuando mantuve una conversación con el embajador de España en Israel que también me dejó al más alto nivel de nerviosismo.

Tras explicarle a Cymerman qué estoy haciendo en una ciudad perdida al sur de Israel me dijo "Mateo te deseo muy buena suerte" y me aseguró que me regalaría un libro suyo que semanas más tarde comentaremos sentados en algún café de Tel Aviv. ¡Genial!

Además de Cymerman, también me encontré con el corresponsal de El Mundo, Sal Emergui. A Sal ya lo conocía de antes. Desde la redacción de El Mundo en Madrid nos pusieron en contacto ya que el diario fue mi último parada antes de Israel. Desde el principio ha sido uno de los periodistas que se ha ofrecido a ayudarme siempre que tenga algún problema

Junto a Sal me encontré con Antonio Pita, corresponsal de Efe en Jerusalem, al que me dirigí directamente para presentarme y para decirle " perdona por molestarte, soy Mateo Rouco, estudio periodismo en la Universidad Ben Gurión y me gustaría ponerme en contacto con corresponsales en Israel para aprender más y más".

Él , un poco liado tomando notas sobre el evento me dijo "ahora estoy trabajando pero toma mi tarjeta y pronto hablamos". 

En la presentación de Picasso me sentía uno de esos toreros retratados en las pinturas del joven pintor malagueño aficionado a la tauromaquia. Rodeado de los toros del periodismo, de la política, de la cultura. Presentación tras presentación, el estudiante toreaba en la plaza convertida en museo de arte. No llevaba traje de luces, pero sentía un profundo respeto por quien tenía delante.

La faena acabó bien. Recuerdo que la mujer del embajador, impresionada por mis aventuras con los cohetes en el sur de Israel y por los estudios que estoy cursando llegó a bromear " si llega a ver tu pelo mi hijo me volvería loca, es justo como él lo quiere".
En ese momento me dije...."Mateo, hoy hemos toreado bien!"


Dedicado a mi amiga más taurina: Ángela González :-)

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Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Querido Noodle

Ya comienza a hacer frío por el desierto del Negev y es el mejor momento de ver una buena película. Os recomiendo la película israelí Noodle. Seguro que por España o donde quiera que se encuentre el lector también hará fresquito. ¡Esta es mi opinión de 'Noodle'! Disfrutarla.

En la película israelí 'Noodle', dirigida por Ayelet Menahemi, la directora toca diferentes temas humanos como la inmigración ilegal en Israel, la soledad, el choque de culturas, el amor, los problemas entre la familia e incluso la aventura.

La película crea una gran relación emocional entre dos personas que están solas. Un pequeño niño chino y una mujer viuda israelí. El niño, que fue aparentemente abandonado en la casa de la mujer israelí, representa el problema de la inmigración ilegal en Israel pero también el gran choque cultural entre China e Israel.



La mujer israelí es el perfecto ejemplo de la tragedia de la guerra en un país como Israel. Esta mujer, azafata de la compañía aérea israelí El Al, pierde dos de sus maridos en la guerra y ahora es la viva imagen de una mujer acostumbrada a perder a seres queridos.


La pérdida de sus maridos en el ejército israelí dejan a la mujer sola en el mundo, sin hijos y con problemas diarios con su familia y especialmente con su hermana.

La hermana representa el desamor. En la película podemos ver como trata de arreglar su matrimonio a través de terapia matrimonial pero ésta resulta ser un fracaso. Al mismo tiempo este personaje representa la fuerza de los celos puesto que piensa que su hermana y su marido están comenzando una relación amorosa.

Los celos crean problemas entre las hermanas pero el pequeño niño chino llena de paz la casa. 'Noodle' es el personaje que hace un gran esfuerzo por intentar comprender qué está pasando en su vida. Es el personaje que muestra emociones más fuertes como la tristeza, la soledad, la ignorancia y el corage. El problema de este joven chino ayuda a unir a toda la familia en un objetivo común: buscar a su madre.

Juntos inician su aventura a China para conseguir devolver el niño a su madre, deportada por las autoridades israelíes por no tener papeles.

El niño no tiene papeles, al igual que su madre, por esa razón, tiene que viajar de Tel Aviv a Beijing en una maleta.

En ese viaje descubrimos la importancia del personaje Matti. Este hombre, un antiguo amor de la hermana, es el ejemplo del típico israelí mochilero que cruza el mundo al terminar los tres años de ejército obligatorio tratando de abrir su mente conociendo nuevas culturas y alejándose de Oriente Medio y de toda su tensión.

Matti es la ruptura de la rutina, el aventurero que puede animar la vida de la aburrida hermana que está a punto de divorciarse.

El viaje a China es un viaje de aprendizaje y conocimiento para todos los personajes. Cada uno descubre una parte de si mismo. La viuda descubre su capacidad de tener corage y perder a alguien otra vez porque ahora sabe que si algún día quiere volver a ver a su 'Noodle' lo podrá hacer.

Por otra parte, la hermana ve que puede ser libre de un matrimonio agotado. Puede tratar de actualizar su vida.

Todos juntos demuestran que son capaces de romper las barreras culturales entre ambos países. Vuelan a Beijing, comparten una cena en un restaurante chino y logran su objetivo: juntar a madre e hijo. Ahora ya existe una gran relación entre la viuda y ese pequeño niño que se convierte en el protagonista indiscutible de la película: Noodle.




Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.



viernes, 25 de noviembre de 2011

Desde el 'exilio' internacional

Esta tarde he leído un artículo de Concha Caballero en el diario El País que me ha dejado de piedra. Titulado ' las ilusiones perdidas' recoge perfectamente la actual situación del " nuevo éxodo que dispersa a nuestros jóvenes por toda Europa y gran parte del mundo, que nos priva de su saber, de su aportación y de su compañía".

Al terminar de leerlo me acordé de buena parte de mis amigos. Este año, la mayoría de nosotros decidimos irnos al extranjero. Casi todos habíamos hecho prácticas en medios de comunicación, ya contamos con uno o dos idiomas y tenemos un buen expediente académico.

Pero el mal que nos acechaba a todos era la desesperación y la falta de esperanza en el futuro. No somos unos ni nis. Todo lo contrario. Combinamos estudio con prácticas y por supuesto sobrevivimos. Nos vamos de España porque sabemos que nuestras oportunidades no se encuentran allí. Dejamos atrás familia, amigos y toda una vida.

Belén Satorre, estudiante de periodismo en Los Ángeles,
explica que en Estados Unidos "todo el mundo me pregunta, ¿volverás a España al terminar la carrera? Y siempre les contesto, no creo, la situación económica está muy mal, da igual que estés formado, o incluso si tienes la suerte de encontrar trabajo cobrarás 800 €, los afortunados, de los cuales 500 se te irán en alquiler.. Y qué haces con 300 euros en Madrid? Llamar a tus padres con 23 aÑos?"

Al igual que Belén, Adolfo Rubio , que estudia periodismo en Alemania, también se queja de la situación de los jóvenes en España. En su caso tiene la esperanza de que
"no sean muchos más los que se vayan y que otros, que tenemos el sueño de que en pocos meses "algo mejorará", podamos volver a España".

Mónica Escudero, tiene ya casi las maletas preparadas para irse a Australia. Para Escudero lo importante es que "miremos el lado positivo. Tenemos la oportundiad de estar viajando por el mudno, formándonos, aprendiendo otras lenguas, culturas, costumbres."

Y lo que dice es totalmente cierto, eso no nos lo quita nadie. La pregunta es:

¿se aprovechará todo ese conocimiento al llegar a España o se infravalorará las cualidades y el talento de todos lso jóvenes que nos vamos al 'exilio' internacional bien por voluntad propia o bien por desesperanza?

Ahora me acuerdo de un buen amigo mio. Cristiano vive en Londres. Acabó sus estudios hace tiempo y roza los 30 años. Hace poco tomó la decisión de escapar de España al Reino Unido puesto que estaba harto de su situación en España, de no encontrar oportunidades.

Estos días hablo con él y me dice que para nada quiere volver. Tiene al menos la esperanza de que en Londres encontrará algún trabajo. Le deseo el suerte a él y a todos los que estamos o estaremos como él.

Suerte
:-)


Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.



jueves, 24 de noviembre de 2011

El Dios del Facebook

"¿Qué publicarías en el Facebook de Dios?, ¿Qué le mandarías por mail?, ¿ Y si quisieras escribirle un sms?". Con estas preguntas nos asaltó el lunes esta semana Rachel Prero en una cena semanal que organiza una organización llamada Jeff Seidels* y que Rachel representa en la ciudad de Beersheba, al sur de Israel.

La verdad es que me resulta complicado explicar en qué consiste esta organización. Vamos a empezar. Dicha organización ofrece a los estudiantes de la Universidad de Ben Gurión una 'beca' semestral de aproximadamente 400$ por asistir cada semana a unas magníficas cenas.

Comida india, mejicana, china, de todo. Aquí nos alimentan de maravilla y además nos permiten llevarnos lo que quede de comida en pequeños tupper. Las cenas comienzan a las 20:00 de la tarde y suelen alargarse hasta las 22:00.

Tras cada cena llega el momento extraño para los estudiantes internacionales que no somos judíos (cuatro gatos). Al finalizar el último bocado se inicia una charla o algún evento relacionado con el judaismo y que trata de transmitir los valores de dicha religión.

Esta semana el tema eran las nuevas tecnologías y Dios. Por ese motivo nos mandaron escribir en tres papeles diferentes qué le mandaríamos a Dios si tuvieramos que publicar en su muro de Facebook, enviarle un sms o bien mandarle un mail. Curioso.

Al margen de mis típicos pensamientos y dudas de ¿por qué nos pagan más de 400 dólares? o ¿por qué nos alimentan taaaaan bien y nos dan cena gratis? el pasado lunes me dije "qué buena oportunidad de aprender sobre esta religión". Y de hecho, eso hago cada vez que asisto a una de estas reuniones.

Hombres aquí, mujeres allá

Este lunes aprendí un nuevo detalle sobre el judaismo. Al terminar la cena nos separaron a los chicos de las chicas pero no sabíamos por qué. Cada grupo nos pusimos a debatir sobre la relación de la religión con las nuevas tecnologías y demás cuestiones religiosas.

En el aula de al lado (la zona de chicas), el sonido de una guitarra y una mujer cantando nos llamaba la atención y distraía a los chicos de los 'profundos' debates teológicos. Algunos decíamos "queremos oír la música, queremos ir a la otra clase".

No era posible porque según me explicó Batsheva, la cantante del aula de al lado, las mujeres no pueden cantar delante de los hombres. Va en contra de la religión judía.

De hecho, cuando le dije a Batsheva "la próxima vez no nos separeis que nosotros también queríamos escuchar las canciones" se puso algo nerviosa y me dijo "¿ escuchaste la cancion?".

Mi respuesta fue afirmativa y la suya fue " no, no, dime que no escuchaste la canción" y yo le dije "pues si...". Ahí fue cuando me explicó que ella no puede cantar delante de chicos. Su respuesta me sorprendió a mi y a alguno de mis compañeros, estudiantes americanos judíos, y nos aclaró el por qué de la separación.

Sabemos que hay barrios ultraortodoxos en Jerusalem como Mea Shearim en los que la gente vive sin teléfono móvil, sin televisión, no leen los periódicos e incluso escupen o tiran piedras a los turistas que osan visitar su barrio sin cumplir las normas que lo rigen. Se declaran contrarios a la modernidad e incluso al sionismo.

En Jeff Siedel son religiosos, diríamos que ortodoxos, pero no extremos. En cuanto al debate de este lunes sobre nuevas tecnologías la conclusión de Rachel Prero, representante de la organizazión Jeff Seidels en Beersheba, fue la siguiente:

"Dios no tiene Blackberry, pero es mi contacto favorito. No tiene Facebook , pero él es mi mejor amigo. Dios no tiene Twitter, pero lo sigo igualmente. Él no tiene internet, pero estoy conectado a él. Quizás tenga una gran base de datos pero su servicio al cliente nunca me pone en espera. Él es el mejor antivirus".

Algunos terminaron la reunión con más dudas que antes. Otros con cara de póker. Y yo, satisfecho tras haber aprendido más cosas sobre el entorno que me rodea. Este tipo de detalles me recuerda que estamos en Tierra Santa.

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* Jeff Seidels se define a sí misma como una organización que ayuda a los estudiantes de todo el mundo a encontrar la razón de ser judío y a profundizar en la historia del judaismo.

Me parece interesante poner algún vídeo para que veáis en qué consiste esta organización:

Vídeo promocional de Jeff Seidels


Vídeo de el fundador de la organización explicando qué hace y por qué:



Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.



domingo, 30 de octubre de 2011

Con la vista en el cielo y el oído en la tierra

"Debido a los ataques con misiles en el sur de Israel, las clases en la Universidad Ben Gurión serán canceladas mañana. Permanecer cerca de algún refugio. Esperemos que tengáis una buena noche :-)".

Con este mensaje, recibido el pasado sábado, Liat, la coordinadora de estudiantes extranjeros nos informaba de que el inicio del semestre, planeado para el domingo 30 de octubre, debía posponerse un día debido a los ataques en el sur de Israel. Esa misma noche, a las tres de la madrugada volví a oír la alerta…

Hagamos un experimento. Estáis en vuestras casas, alejaros del bullicio de la calle, encender unos buenos altavoces y solamente escuchar el siguiente vídeo. Seguid leyendo mientras suena el vídeo.





Esto es lo que escuchamos cada vez que se lanza un cohete a Beersheba. La sensación cada vez es diferente. La noche del domingo no sentí nada especial pero al día siguiente, por la tarde, me encontraba con un amigo en una frutería y la sirena volvió a sonar.

Nos encontrábamos en la calle, comprando manzanas, cuando la gente comenzó a correr hacia los edificios más cercanos, los coches se detuvieron, mi amigo agarró la bolsa de fruta, la dueña abandonó la tienda y se fue al refugio más cercano. La ciudad se paralizó.

Estuvimos 60 segundos escuchando ese sonido, la gente en máxima tensión. Todos agrupados en las escaleras de uno de los edificios más cercanos pidiendo “silencio” puesto que querían oír la explosión que anuncia la vuelta a la “normalidad”.

La vuelta a la normalidad, tras las explosiones, significa ver a la dueña de la frutería con un teléfono en una mano y con otro en la otra. Se inicia una cadena de llamadas entre amigos y familiares para saber que todos están bien, que no ha pasado nada.

“Tres cohetes acaban de caer en Beersheba, por favor enviarme un mensaje diciéndome que estáis bien”, así nos pide nuestra coordinadora que la informemos cuando cae algún cohete.

Y ahora os preguntaréis ¿te has acostumbrado a este tipo de vida?, ¿vives con miedo? ,¿ has dormido bien esa noche?, ¿comprendes el conflicto?

Y respondo. Sí me he acostumbrado a que alguna vez suene la alarma y caigan cohetes. No vivo con miedo en Israel aunque a veces tengo muy en cuenta el peligro que existe. Duermo bien a pesar de los ataques y de momento trato cada día de comprender más y más este conflicto. Nada en la vida es fácil de comprender y esto aún menos. Pero, para eso estamos aquí.


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jueves, 20 de octubre de 2011

Viviendo en un puzzle llamado Israel

Recuerdo que cuando era un niño apenas quería separarme de la casa de mis padres para ir a dormir a casa de mi tía algún fin de semana. Ahora estoy en Oriente Medio adaptandome a este nuevo mundo y feliz. Planeando cuál es el próximo paso para seguir conociendo ‘Erez Israel’ .

En una semana cumpliré mi tercer mes en tierra santa. Y estoy encantado. Me siento más que afortunado por poder estar aquí. Me rio cada vez que hablo con mis amigos y me preguntan si es peligroso, mi abuela bromea y dice “ya parecerás un Bin Laden” pero lo cierto es que aquí de Bin Laden nada.

La población árabe en Israel es una minoría. En un país de siete millones y medio de habitantes los árabes alcanzan el millón y medio, representando así el 20% de la población. El resto son judíos que han ido llegando en olas migratorias, Aliyah, antes y después de la creación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948.

En aquella época los judíos eran la minoría. En la antigua Palestina apenas había 600.000 judíos. Y los judíos que ahora habitan esta tierra representan un gran puzzle que me apasiona descubrir. Ultraortodoxos, supervivientes del holocausto, estudiantes, militares…

Recuerdo una chica de unos 19 años que conocí en una parada de autobús en Haifa, al norte de Israel. Ahora mismo está haciendo el servicio militar y no dudó en criticar el sistema político que la obliga a pasar varios años de su vida al servicio del ejército.

Me aclaró que “si te niegas a hacer el servicio militar te encarcelan y me explicó que “en el ejército no puedes llevar las uñas pintadas” y que el más mínimo error ,como llegar tarde o separarte de tu arma, supone un severo castigo, habitualmente entre rejas.

Aunque para ella no está siendo un plato de buen gusto también he conocido gente que con 18 años afirma estar contentos por iniciar su camino en el ejército

Unos y otros me sorprenden. Por eso, este año me adentraré aún más en el pensamiento de muchos de los jóvenes que, obligados o encantados, acuden a un servicio militar que retrasa su entrada en la Universidad aproximadamente hasta los 23 años. Increíble.

Muchos de esos jóvenes al terminar el servicio no quieren saber nada más del conflicto. Por ejemplo, el mes pasado conocí a un chico en Tel Aviv. Había hecho el servicio militar y ya había terminado.

El día que me lo encontré ,23 de septiembre, Abbas y Netanyahu ya estaban preparados para lanzar su discurso ante el foro de Naciones Unidas en Nueva York. El tema: la petición de declaración del Estado de Palestina. Le pregunté qué pensaba. “No me interesa el conflicto, normalmente no veo las noticias y no me interesa la política”, explicó.

El vive en la burbuja. Vive en Tel Aviv. Una ciudad muy ‘europea’ en la que las preocupaciones de la gente, alejada del conflicto, son prácticamente las mismas que las de cualquier europeo. Los mejores cafés, discotecas, la playa, el mar mediterráneo, la ciudad antigua de Jaffa, los rascacielos, el surf, los barcos. Estos son los ingredientes de la burbuja en la que viven los telavivis. No puedo juzgarlos. No puedo decir si está bien o mal olvidar el conflicto. Sólo digo que yo no podría vivir al margen de lo que pasa en mi país.




*En este vídeo se puede ver bien lo que muchos llamamos la 'burbuja' de Tel Aviv

Con el tiempo me imagino que lograré entender mejor qué es lo que lleva a esta gente a olvidar el conflicto, a no mencionarlo. En mi caso, en mi ciudad, Beersheba, la gente lo tiene más presente. Teniendo Gaza a media hora en coche es más que lógico no olvidarse de que estamos en conflicto.


Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.