Hace un año que toda la geografía del país del libro, Israel, se manifestaba y salía a la calle. Las protestas sociales estallaban de norte a sur y las tiendas de campaña ocupaban bulevares de renombre como Rothchild. Un lugar, corazón de la arquitectura Bauhaus de la ciudad de Tel Aviv, convertido en improvisado camping protesta.
Hoy, el país vuelve a salir a la calle. Tras el reciente ajuste de cinturón del Gobierno de Benjamin Netanyahu, la subida de tasas y el recorte de presupuestos , los israelíes saldrán otra vez a manifestarse.
Las protestas comienzan esta tarde en el Tel Aviv museum a las ocho y media.
Se espera que miles de personas acudan a la llamada contra lo que denominan "la destrucción de la clase media".
Y es que la población tiene que soportar un alto coste de la vida. Es cierto que hay una tasa de paro del 7% y una amplia cultura emprendedora y de creación de Start Ups. El problema reside en el elevado precio del alquiler, tanto en Tel Aviv como en el resto del país, el precio de los alimentos y los recientes recortes del Gobierno.
Todo ello ha hecho despertar al indignado israelí, más conectado que nunca con el floreciente indignado global.
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