lunes, 2 de julio de 2012

Tren de vuelta a Sefarad


Sentado en el tren camino de el aeropuerto de Tel Aviv observo a través de la ventana una zona desértica ,  máxima expresión de mi estado de ánimo actual. Acabo una etapa y siento que estoy al final de una larga travesía por un desierto lleno de pensamientos, recuerdos y expectativas.

He finalizado mis estudios en Israel y este tren me aleja poco a poco de un espacio de tiempo que ha cambiado mi vida y mi persona. Acabo de despedir a mi mejor amigo Théo Flechais  y a Laure Sarlin, mi mejor amiga. Con ellos he vivido tanto que decir adiós y separarme de ellos es realmente duro. En este lugar se aprende con la experiencia pero también con el apoyo de buenos amigos porque aquí ellos son tu familia. 

Mientras pienso en estas amistades el tren avanza para dejarme hora y media más tarde a las puertas de un avión que inicia una nueva vida. Escribo porque hacerlo me purifica y me ayuda a llevar mejor el proceso del adiós. Y durante este camino la gente que me rodea sigue con su vida habitual. Me mirarán como ese europeo sentado en una butaca con un pequeño ordenador escribiendo con rostro triste y ojos brillantes. Me da absolutamente igual porque siento que tengo que escribir..

Todos  hemos vivido este proceso y a todos nos afecta en mayor o menor medida. Pero este adiós es momentáneo. Yo me vuelvo a Israel. Ahora tomaré un respiro en España y pronto volveré para comenzar una nueva etapa lejos de Beersheba y en una nueva ciudad: Tel Aviv. Allí comenzaré a hacer prácticas, ya no seré estudiante y descubriré una nueva visión de este país acompañado de gente diferente.

Creo que Israel ofrece la oportunidad de conocer a gente muy diferente, con muchas inquietudes y grandes valores que vienen a estudiar sobre la guerra y la paz. Aquí venimos con mil preguntas y nos vamos con millones. Lo bueno es que, en el proceso, conseguimos algunas respuestas, ampliamos horizontes, tenemos una mayor visión de lo que aquí pasa, aprendemos idiomas, hacemos amistades, mejoramos y sufrimos y lo más importante aprendemos.

Aquí he aprendido el valor de la vida y la muerte, el valor de la paz, la importancia de la religión en una sociedad, las diferencias culturales entre diferentes grupos sociales y sobre todo la importancia de la confianza y las relaciones verdaderas de amistad. En España llegó un punto en el que vi que gran parte de mi entorno se preocupaba de salir de fiesta, estudiar, trabajar y conseguir tener novia o novio. Pero faltaba algo. Falta algo en nuestra sociedad.

En Israel he visto y vivido tantas y tantas cosas que volver a mi sociedad no logra encajar con mi visión actual del mundo. Pero Sefarad, como aquí llaman a España, es y será siempre mi casa. Habrá pues que volver a ella, aunque sea por vacaciones.

En Agosto vuelvo


Pour Théo &Laure











1 comentario:

  1. Qué fotos más chulas...
    qué bien se vive en israel.
    Qué tranquilidad.
    Se nota que disfrutan de la paz desde hace bastantes años...
    Ójala algún día los palestinos puedan hacerse también fotos así y disfrutar de la vida. No tener que pensar si comerán o no ese día (por el bloqueo impuesto en Gaza por israel desde hace varios años), o si tendrán medicamentos para sus hijos, o estos podrán ir a un colegio que no esté destruido, en ruinas...
    Ójala los palestinos algún día puedan tener libertad de movimiento, ya no para venir a España, por lo menos para visitar a sus familiares más cercanos o, como mínimo para ir al hospital o a la universidad...

    Ójala...

    PD aunque siempre habrá quien considere que se lo merecen por no agachar la cabeza más todavía y rendirse al ocupante...

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