miércoles, 7 de marzo de 2012

Un niño hebreo



Acabadas las vacaciones ya estoy de vuelta. Y mi trayecto en bus de Tel Aviv a Beersheba, donde estudio, ha sido un camino hacia la niñez. Me explico.

Ya estaba agotado tras haber volado la noche de ayer desde Madrid a Roma, donde pasé la noche durmiendo en los bancos del aeropuerto, y de Roma a Tel Aviv, vuelo mañanero, cuando llegó el momento de coger mi bus hacia mi casa en Israel.

Me siento en el bus y estoy totalmente relajado, casi dormido, después de haber pasado una noche de siestas interrumpidas y frío. Pasan unos minutos. El bus está casi a punto de arrancar cuando un niño se sienta a mi lado.

Me comienza a hablar en hebreo y le digo 'ani lo medaver hibrit' ( yo no hablo hebreo) pero se ve que le da igual porque hoy tiene un día hablador. Se comienza a explicar en hebreo, gesticula con sus pequeñas manos, abre los ojos, mueve la cabeza. El chaval es puro nervio y se encamina a enseñarme hebreo en autobús.

Yo no tenía ni idea de lo que me iba diciendo, el hebreo se había oxidado en vacaciones, pero pronto logro establecer conversación ¡Una hora en autobús da para mucho!

El niño también muestra su interés por el español y logra decir " estoy cansado" y "hola" , entre otras palabras. El chaval, de unos seis años, lleva una quipá negra y grande en su cabeza y va armado con una metralleta de juguete con la que disparaba a diestro y siniestro.

Me pasan por la cabeza reflexiones sobre el hecho de que un niño tenga este tipo de arma, aunque sea de juguete, entre sus manos. Luego me doy cuenta de que para un chaval imitar a su hermano mayor , que puede estar en el ejército y con arma de verdad, suele ser siempre algo normal.

Me alejé de reflexiones y me convertí en un reflejo de ese niño de seis años. Jugaba con mi nuevo amigo, cosquillas de un lado, coscorrones de otro, bromas, intentos de pronunciar una lengua extraña, tiroteos con metralletas de plástico. De todo.

Y con este todo, la tensión de la vuelta, las preguntas de ¿habrá guerra con Irán en breve? , ¿Qué pasará? y cuestiones típicas de la etapa adulta se borraron por un instante en el que volví a ser un infante. Solo importaba responder al hermano de mi nuevo mini amigo:

'¿Atem haverim? ( Sois amigos)

keeeeeeen ( Siiiii) '

¡Qué bienvenida más buena que he tenido!


Mateo Rouco

Estudiante erasmus en Israel.
Colaborador de Expansión desde Oriente Medio.



2 comentarios:

  1. Jugar con armas es el triste día a día de tantos países en los que los niños, habiendo perdido mucho tiempo ha esa maravillosa virginidad infantil, conviven con la muerte y la violencia como si fuese lo más normal del mundo.

    :)

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  2. Por supuesto que es triste pero bueno esto es Israel ¡Qué le vamos a hacer! :-)

    Y gracias por comentar diego que el resto de lectores no se animan! ;-)

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